martes, 15 de febrero de 2011

Diario de viaje. Haifa.Día 4


Estoy durmiendo cuando me llaman de recepción, me están esperando todos para ir a IBM. Se me olvido cambiar la hora y no me ha sonado el despertador. Me levanto corriendo, me visto, y bajo con todo el pelo pegado y una cara de sobado de espanto. El taxi es una pequeña minivan que nos sube al monte Carmel. Es un viaje largo y pesado. El taxista lleva puesta la radio en una emisora donde un tío lleva ya media hora hablando sin parar, no quiero decir que es un discurso fundamentalista ni nada de eso pero suena bastante político. Le pregunto a mi compañero que si preguntarle al taxista si tiene algo de lady gaga o más movidito sería una descortesía. Me dice que sí. Me quedo quietecito mirando como los rabinos llevan al cole a sus niños. Es increíble el condicionamiento que nos da nuestra educación. Estos niños con ese corte de pelo, esas ropas, ya no serán nunca parecidos a nosotros. Durante el día me ahorro comentarios todo reuniones que os aburrirían… cada dos por tres hay un descanso para el café donde te ofrecen bollería industrial. Al cabo del día, si no tienes un estómago de hierro, acabas con una acidez que flipas. Por la noche en lugar de llevarnos al típico evento social que consiste en ir a un restaurante nos llevan a cenar a casa de unos drusos. Los drusos pertenecen a una religión minoritaria… aquí podéis encontrar detalles.

http://es.wikipedia.org/wiki/Drusos

Cenamos fenomenal y nos chupamos los dedos. Después de la cena un druso moreno y bajito nos da una larga charla para que conozcamos su religión. Nos cuenta que él cree en la reencarnación y que todos ellos piensan firmemente que se reencarnarán. A mí me cuesta bastante seguir la charla por el cansancio que aunque es interesante. Me quedo pensando en la reencarnación. Si me reencarno pensé estoy seguro que seré una rata bien gorda. Pero no sería una rata cualquiera si no una de esas que salen de la cloaca para tomar un poco el sol antes de pasarse toda la jornada rebuscando en la basura. También nos comenta que los drusos no beben. Eso acabaría con el botellón y muchas noches de juerga lo que sería durillo pero soportable. Por otro lado dice que un druso ha de ser modesto que él no podría ir por ahí con un mercedes. Yo no tengo un mercedes pero no sé si mi coche entraría en la categoría de modesto o no. Tampoco creo que tengan un pdf descargable con las marcas que si y que no. Hay un turno de preguntas y dos tres personas levantan la mano. El druso responde que ellos se sienten de alguna manera únicos por eso no pueden casarse más que con drusas y nos cuenta la historia de su primo que se puso a trabajar de guardia de seguridad en Jerusalem y fue seducido por una turista. El pobre comenta tuvo que irse del país para no hacer daño a la familia y que ahora vive en new jersey. Nos comenta que fue “outcasted” por la familia, “outcasted” es una larga y esponjosa palabra. Se le llena la boca al pronunciarla. Fue dice lógicamente expulsado de la familia. En respuesta a otra pregunta, las preguntas son bastante incisivas, comenta que hay una especie de jerarquía en la comunidad y que si has robado, comprado un mercedes, tenido una novia no drusa, matado, tomado drogas etc…(todo parece en el mismo saco) en los últimos 20 o 30 años pasas a estar en el círculo intermedio y están por encima los líderes espirituales que no han hecho nada de eso.

En fin fue una noche interesante porque si hubiera visitado Haifa como turista no hubiera acabado allí en ningún caso y fue muy curioso saber cómo viven los drusos y sentirte en su comunidad por un momento. No me convertiría en druso porque probablemente pasaría al círculo más lejano existente y probablemente acabaría vendiendo tamales en new jersey pero bueno cocinan muy bien, son gente agradable y sencilla y tengo buen recuerdo de su comunidad.



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