lunes, 21 de septiembre de 2009

Aquí os dejo mi último relato, un ejercicio de realismo sucio:

Fiesta

Hacía tiempo que había perdido la costumbre de salir por la noche y sabía que al día siguiente la falta de sueño le pasaría factura. Había dudado si ir o no, pero la perspectiva de otro fin de semana metido en casa sin hablar con nadie, le terminó de convencer. Todo transcurrió como había esperado, primero, en contra de su voluntad pasó a buscarle su amigo Tomás en coche, lo que supuso media hora en un atasco, tres cuartos de hora dando vueltas para aparcar, y llegar mucho después de los que habían ido en metro al bar donde habían quedado, bar como todos a ciertas horas, repleto de gente, sin aire, con humo… miraba a su alrededor y tenía la sensación de ser él único que no se lo estaba pasando bien. Trató de esforzarse e hizo como sus amigos, es decir, intentar moverse al ritmo de la música, hortera y estridente, procurando no tirar el contenido de la carísima copa que acababa de pedir con los empujones que recibía de la gente que se abría paso para llegar a ninguna parte.

- ¡Venga! Que estamos de fiesta – dijo su amigo Tomás.
- Eso, venga, que no decaiga.
- Oye, que digo yo que cambiamos de garito, ¿no? tengo pases con 2x1 en chupitos en un sitio nuevo que han abierto aquí al lago, así en plan chill out.

¿Chill out? decidió que había llegado el momento de irse. Salió ansioso de respirar aire puro. Buscó un taxi, era mala hora la gente cambiaba de zona o se iba a casa, en todas las esquina había alguien apostado, además había huelga de conductores de autobuses, por lo que el búho quedaba descartado. Tras más de media hora esperando en una esquina, muerto de frío, se dio cuenta de que se le había olvidado pasar por un cajero. Miró a su alrededor los cajeros que había estaban rotos o sin dinero.

Le quedaban dos opciones volver dentro y hacer tiempo hasta que abriera el metro, o irse andando a casa. Optó por lo segundo. Cuando finalmente llegó, cansado, con los pies deshechos, apestando a humo y, con un claro inicio de resaca debido al garrafón que había pagado a precio de oro, decidió que el fin de semana siguiente lo pasaría leyendo a Carver, y que el único contacto que tendría con sus amigos sería a través del Facebook.
Bloguzz